MAKMA celebra su ‘Centenario Berlanga’ en la muy berlanguiana Casa de América
“Yo pensaba que lo más jodido de mi vida había sido la censura de Franco. ¡Pues no! Lo más jodido es la pérdida de la memoria”, confesaba un acrimónico Luis García Berlanga en el umbral de su retiro. Por ello y para mitigar el ordinario perjuicio de la preterición y la desmemoria, nada más indicado y bienvenido que recuperar el legado y focalizar la atención sobre su figura y filmografía, aunque sea con la suntuosa excusa de lo cronológico, de la cifra redonda y la centuria.
Y tal ha sido el propósito germinal y último que desde MAKMA hemos procurado implementar con la presente revista, instituida en un monográfico personalísmo sobre Luis García Berlanga, vertebrado por una polifonía de criterios y pareceres alumbrados al calor de lo profesional y académico, pero también de lo personal (entre el estrecho vínculo de la amistad y la fertil pulsión de lo familiar, en ciertos y rutilantes casos).
Desde la portada que intervienen, con maestría de acertijo, José María Cruz Novillo y Pepe Cruz, hasta el epílogo que supone en su filmografía ‘Paris Tombuctú’, transitamos por el devenir de nuestro presente Centenario Berlanga 21 heteróclitas voces con las que revisitar, reflexionar e interrogarse acerca de las inquietudes que pueblan el devenir de un cineasta tan mayúsculo como heterodoxo, tan consuetudinario como singularísimo, capaz de eviscerar de nuestra idiosincrasia una radiográfica astracanada existencial, vigente, clínica y certera.
Si José María Cruz Novillo rememora, en su entrevista con Borja Marínez (director de la Revista Leer), “el espíritu de las películas de Luis, en las que ‘disparaba a todo lo que se movía’ en España” (a propósito de su mencionado cartel de ‘La escopeta nacional’), el artista y fotógrafo José Luis Cueto revisita ese íntimo e inconfesado momento en el que el cineasta valenciano quiso apuntar con su mirilla hacia una de sus sugestivas y túrbidas fotografías eróticas. Porque, efectivamente, Berlanga apuntaba y disparaba a todo lo que orientaba, a la postre, su complejo orbe de predilecciones.
Y sumergiéndonos de pleno en su filmografía, Javier Rioyo (escritor, cineasta y director del Instituto Cervantes de Tánger) trae al presente los ecos de la accidental y accidentada relación entre Berlanga y Juan Antonio Bardem en ‘Esa pareja feliz’, mientras Manuel Hidalgo (autor, junto Hernández Les, de las ya bíblicas ‘Conversaciones con Berlanga’ y coautor del guion inédito de ‘¡Viva Rusia!, que dormía en la caja 1034 del Instituto Cervantes) rememora la asunción en el imaginario colectivo de las ‘Coplillas de las divisas’ que cantan la popularidad de ‘¡Bienvenido, Mister Marshall!’.
La gestora cultural, comisaria y miembro del Consejo Editorial de MAKMA, Merche Medina respira los exteriores que facultan a la juventud de ‘Novio a la vista’ para los siempre ingratos finales felices, a la par que Ismael Teira, docente de la Universitat Politècnica de València y miembro del Consejo Editorial de MAKMA, desciende a aquel ‘Calabuch’ etnográfico y documental entre libertades y esperanzas que nutrían los sueños de 928 habitantes.
Y entre amores sacros y profanos, Manuela Partearroyo (autora del lúcido e impecable ensayo ‘Luces de varietés’) recorre una Fuentecilla miraculosa, henchida de fábula y miseria en ‘Los jueves, milagro’; miseria de pequeñas y grandes maldades que se acentúan al nordeste si deambulamos por otros universos bulliciosos y hormigueantes concitados como una melodía ineludible en ‘Plácido’ por el catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Complutense de Madrid Jesús González Requena.
Al igual que reside por estos predios el análisis de Luis Martín Arias (profesor del Máster de Cine de la Universidad de Valladolid) en torno a la naturaleza ideológico-política que uniforma las vicisitudes de ‘El verdugo’, cuyas consecuencias procuran un letargo que amanece al otro lado del Atlántico, entre pirañas y desastres, en una ‘Boutique’ de misoginia sobre la que nos permite reflexionar Guillermina Royo-Villanova, pintora y autora del ensayo ‘Tamaño natural. El erotismo berlanguiano’.
Desastres de ceremonias, banquetes y funerales, infelices señores de Burgos y souvenirs a color que exhortan a Begoña Siles, directora de la Cátedra Berlanga de la Universidad CEU-Cardenal Herrera, a analizar el gesto ritual diluido que vertebra ‘¡Vivan los novios!’.
Ritos que se tornan fascinantes y terroríficos, sugestivos y sicalípticos cuando a ‘Tamaño natural’ eclosionan un desamparado y desesperado Piccoli y su muñeca en el París doméstico y parafílico que refiere Carolina Hermida, secretaria académica de la Cátedra Berlanga de la Universidad CEU-Cardenal Herrera, o la abyección devocional y fetichista, sadiana y libertina perfilada por la escritora y docente de la Universitat de València Pilar Pedraza.
E irrumpe, entre perdigones, la prosaica y celebrada escopeta, nacional y patrimonial, aristocrática y decadente que perfuma de Leguineche el manjar de los poderosos mordisqueado por Miguel Ángel Villena (reciente Premio Comillas con su obra ‘Berlanga. Vida y cine de un creador irreverente’), deglutido en palacios y museos de Linares y lujurias por el periodista y director de MAKMA, Salva Torres, y regurgitado con morfología de paella, obispos y chafarrinón por la patente en rúbrica del guionista y escritor Patricio Alvargonzález.
Armonías y desequilibrios que ofrecen tregua para fumar en comunión la nicotina de la guerra incivil y la derrota que humeaba la arquitectura bélica de Sos del Rey Católico en ‘La vaquilla’, de la que fue un privilegiado extra Luis Alegre, autor, junto al ilustrador El Marqués, de ‘¡Hasta siempre, Mister Berlanga!’.
Y si un servidor se divierte con las nietzschianas martingalas y almendras de modernidad que hunden en piscinas de las afueras a los turroneros de ‘Moros y cristianos’, el escritor y periodista Javier Valenzuela, autor de ‘El bien más preciado‘ (distinguida y bienquisita antología de artículos publicados bajo el sello de MAKMA en la colección HojasDeBisturí), retorna al imaginario corrupto de un Villar del Río carcelario en el que curas, millonarios, políticos y reclusos dibujan, ‘Todos a la cárcel’, el mapa de una España presentísima que evoluciona entre rejas sainetescas y picaresca ancestral.
Solo queda, entonces, tornar a aquel último Calabuch de ‘Paris Tombuctú’, bullicioso y silente, carcomido y mezquino, asolado e impotente, de la mano del cineasta y escritor Rafael Maluenda, quien nos recuerda que aquel “Tengo miedo. L.”, amanecido fuera de guion, pareciera erigirse en una “ultimísima voluntad del cineasta. Como si, tras décadas de humor, Berlanga hubiera querido, con su último plano, congelarnos la sonrisa…”.