Cruz Novillo, el artista que marcó la identidad de la España democrática: «No le guardo ningún rencor a mi yo diseñador»
Como diseñador gráfico ha construido la imagen corporativa de la España moderna. Pero su éxito ha eclipsado su faceta como artista, que expone en la galería Fernando Pradilla.
abemos que José María Cruz Novillo (1936) creó los emblemas de entidades públicas como Correos, el Cuerpo Nacional de Policía, el Ministerio de Educación, la Renfe, el Museo Español de Arte Contemporáneo o la Comunidad de Madrid; de entidades financieras -Banco Popular, Banco Exterior-, partidos políticos -el PSOE-, empresas energéticas -Repsol, Endesa- y medios de comunicación -ELMUNDO, la Cope-. Incluso diseñó en 1979 los billetes de curso legal en pesetas, sobre los que aparecían el rostro de escritores como Pérez Galdós, Leopoldo Alas Clarín o Rosalía de Castro.
Pero Cruz Novillo también es artista, lo ha sido siempre. Incluso antes que diseñador. Y frente a la rotundidad estética y la ambición conceptual de su obra plástica, una pregunta emerge con fuerza: ¿cómo es posible que su trabajo artístico no haya tenido más atención de la que se le ha prestado hasta el momento? Cuestión que, por otra parte, no le preocupa lo más mínimo. «Nunca me he sentido frustrado por haber tenido menos repercusión como artista, lo he encajado bien. Además, creo que ese reconocimiento sí se está finalmente produciendo, poco a poco», asegura Cruz Novillo. «No le guardo ningún rencor a mi yo diseñador», continúa el artista, cuya obra está presente en colecciones importantes como la del Reina Sofía, Patio Herreriano, Fundación Juan March, Comunidad de Madrid o Banco de España.
«En realidad, nunca me he resignado a trabajar exclusivamente como diseñador, ni siquiera cuando teníamos muchos encargos en el pasado, o actualmente en mi estudio Cruz más Cruz [que ahora dirige con su hijo]. Es una profesión preciosa que sólo me ha dado alegrías, también a mis 88 años. Pero sí, en España se usa mucho el zapatero a tus zapatos, dando a entender que sólo se puede destacar en una actividad», explica.
Recién llegado a Madrid de un pueblo conquense a principios de los años 60, las habilidades para el dibujo de Cruz Novillo le aseguraron un trabajo en la agencia de publicidad Clarín. Uno de sus primeros encargos consistió en pasar cinco semanas en Nueva York para empaparse de la ciudad y preparar una propuesta creativa que se mostró en el pabellón español de la Exposición Universal neoyorquina de 1964.
«Esta especie de salto espacio-temporal inverosímil me permitió ir directamente de Motilla del Palancar a Manhattan, lo cual equivalió a la beca de una carrera completa», reconocía el propio artista en el documental titulado El hombre que diseñó España (2019). En Nueva York tuvo la oportunidad de conocer el mundo de las agencias de publicidad y las nuevas tendencias de la imagen corporativa que ideaban los Mad Men de la época, pero también de descubrir las prácticas artísticas en la ciudad que ya era el centro de la vanguardia mundial.
El expresionismo abstracto, el arte pop y sobre todo el minimalismo supusieron un gran impacto para el joven, que hasta entonces se había desenvuelto en la pintura figurativa. A partir de ese viaje la abstracción se apodera de su identidad estética tanto a nivel artístico como en su formulación del diseño. «Siempre me he considerado un artista que se dedica al diseño, aunque en mi opinión no es necesario ser artista para ser diseñador», admite.
Cruz Novillo presentó su primera exposición individual en la madrileña Galería Skira en 1972. Una serie de Esculturas Manipulables -estructuras geométricas murales con elementos móviles- que invitaban al espectador a tomar partido en el proceso creativo de la obra modificando la posición de sus elementos. También las doce pinturas y seis esculturas abstractas de aspiración minimal que mostraría en la Bienal de Sao Paulo de 1977 jugaban con el visitante desdoblándose entre el plano bidimensional y el tridimensional o escultórico.
«Todo nace de mi interés como artista por ir más allá de la tercera dimensión. Comienzo siendo dibujante y pintor (dos dimensiones), luego escultor (tres dimensiones) y desde hace décadas utilizo el tiempo y el sonido como un material más. Son obras que denomino cronocromofónicas porque están hechas de tiempo, color y sonido. Un ejemplo es mi Diafragma dodecafónico, opus 14 de 3.400.000 años de duración que estrené en 2010 en ARCO y que produce una obra única e irrepetible cada 12 segundos», explica Cruz Novillo, señalando que esta obra puede conocerse en la página web www.cruznovilloopus14.com.
La paradoja forma parte de la obra de Cruz Novillo, también de Pinturas hiperrealistas. Diafragma decafónico para el INE, que es el título de la muestra que ya puede visitarse en la Galería Fernando Pradilla -aunque al igual que en el resto de espacios expositivos madrileños la inauguración oficial será el 12 de septiembre, en el marco de Apertura Madrid-. La sinestesia o confusión en la percepción sensible ante los impactos externos, como «ver sonidos» o «escuchar colores», es una forma de entender las piezas que presenta. Bajo su aparente lenguaje abstracto y puro esteticismo, Cruz Novillo encuadra su obra dentro de la tradición del arte concreto. «Aunque formalmente pueda no parecerlo, siempre le he dado mucha importancia al título de mis obras y exposiciones. Alguna vez he pensado que lo primero que creo es la propia cartela», confiesa.
Y el título de esta nueva exposición responde fielmente a lo que el público va a encontrar colgado en las paredes de la Galería Fernando Pradilla: «doce cuadros que representan indicadores estadísticos de España, extraídos de la fachada que creé para el edificio del INE en Madrid», señala en referencia a su intervención de vivos colores que cubre el edificio de la institución, situado en el madrileño Paseo de la Castellana. La extensión de España en kilómetros cuadrados, el PIB, el número de hijos por mujer o la tasa de paro -sobre datos estadísticos de 2005-, han sido traducidos a colores y formas mediante códigos, dando lugar a un total de 58 lienzos que el artista viene realizando desde 2007 y que agrupa bajo el término diafragma.
Aunque no se le suela vincular de forma inmediata a la experimentación geométrica de raíz matemática de la generación que pasó por el centro de cálculo de la Complutense en los años 60 –Elena Asins, José Manuel Alexanco, Soledad Sevilla, Eusebio Sempere o José María Yturralde-, Cruz Novillo participó de esa investigación de materiales, ideas y azares. De una inmersión experimental cuyos resultados poseen una complejidad fascinante. «Para mí, el arte es un viaje de ida, y el diseño es un viaje de vuelta. Hago arte con lo que ignoro, con la expectativa, y eso es algo que como diseñador no me puedo permitir».
fuente:https://www.elmundo.es/la-lectura/2024/09/10/66d1cb8be4d4d8f23d8b45b0.html